Nuevas miradas, nuevas historias
En una vereda en Colombia he visto que las mujeres jóvenes están dedicadas de lleno al trabajo de los suelos en los predios de sus familias. Me he dado cuenta, de manera empírica, sin nada distinto a un conteo cercano, de un patrón: están asumiendo roles que los hombres ya no hacen. Las razones las desconozco -aunque las intuyo- y parecen estar asociadas a las distintas crisis de nuestro tiempo de transición, los hombres salen a cazar el dinero que está en los servicios en otras ciudades. “Los sistemas de agroalimentación son un empleador grande de mujeres en el mundo entero y constituye una fuente importante de ingresos para mujeres, más que para hombres en muchos países.” (FAO, 2023) Al campo colombiano, y puede que en otras regiones, lo están trabajando mujeres y adultos mayores. Hay muchas otras historias que se asoman cuando hablamos de la ruralidad, pero la que cuento ahora se concentra en las mujeres que se quieren quedar y las familias que las apoyan.
La mujer en el campo sobrevive. Es portadora de historias antiguas escritas desde el riesgo y el abuso, la mala remuneración, lleva consigo heridas del pasado con el trauma colectivo de la Inquisición que aniquiló a miles de herboristas por estar en contacto cercano con las plantas, protegiendo tradiciones orales de los oficios del bosque y los cultivos por miles de años. Mujeres que trabajan los cultivos desde hace siglos y hasta hace muy poco se le entregó el derecho a la tenencia de suelos. Silvia Fedirici (uno de los tantos regalos de la sesión de Flavia Brofoni) cuenta cómo las mujeres del África han avanzado en el debate de la tenencia de la tierra y lograron expresarlo como “la tierra es nuestro bien común.” (Fedirici, 2020, p. 175) Mujeres cultivadoras que muestran un nivel de consciencia que nos invita a pensar en que sí es posible otra forma de relacionarnos con los cultivos, las comunidades, los alimentos, la nutrición y la preparación de lo que comemos. Mujeres que saben prestar atención a lo importante.
He visto de cerca cómo las mujeres de mi región se organizan en círculos de aprendizaje para acercarse a una práctica de agricultura regenerativa que busca la creación de bosques de alimentos que le regresan bienestar al suelo mientras reforestan y cosechan agua a futuro. Las bondades de una práctica como la agricultura sintrópica y la agroforestería se han propagado desde Brasil hacia muchos otros lugares de América y el mundo. Yo me sumé a estas iniciativas con una idea para hacer parte de esa relación con la naturaleza y el suelo y reconocer, desde mi saber, que el bien común del conocimiento no es tan horizontal y que la vara de entrada a las tecnologías para el agro está mucho más alto de lo que debería estar. Las lecciones que recibo las procuro llevar a las organizaciones que están buscando trabajar distinto.
La complejidad de nuestro tiempo, la escala de los problemas que nos retan y la interconectividad entre las distintas fuerzas con las que nos cruzamos, necesitan ser abordas con otro pensamiento, una mentalidad que no hace parte de las enseñanzas promedio y menos de la curricula en la ruralidad que parece estar estancada unos 100 años en el tiempo. Llevamos siglos de reduccionismo y concentrados en la óptima local mientras el sistema entero se degrada. Para cambiar de perspectiva partimos de unas hipótesis y las vamos armando como experimentos donde, una vez se confirme o niegue el postulado, podemos ajustar para seguir andando. Lo que queremos comprobar es: Al combinar las distintas perspectivas y formas de ver un terreno se fortalece la capacidad de reconexión con el territorio.
Tremendo Territorio es una escuela de programación para mujeres que trabajan el campo y se concentra en el capítulo de Sistemas de Información Geográfica. Usamos herramientas de geolocalización para levantar mapas de las fincas y una vez tenemos un límite establecido capturamos las fotografías aéreas para llenar esas fronteras con imágenes recientes, composiciones fotográficas tomadas con un dron en conjunto con algunos programas de geoinformática. Cuando las imágenes están completas y ya tenemos una perspectiva del territorio y vemos las dimensiones, empezamos a imaginarnos que tan tremendo puede ser: levantamos una línea base de la calidad del suelo con foco en microorganismos y vida subterránea usando técnicas de cromatografía para iniciar un experimento de agricultura sintrópica y hacer una traza del cambio en el suelo y lo cruzamos con fotografías desde lo alto.
Para algunas de ellas el mapa que asoma después del recorrido que hacen con el GPS es la primera imagen bidimensional que tienen de sus tierras. Es la misma finca que han recorrido a pie por años pero no la habían visto nunca como un circuito con límites y sobre todo un un contexto de biorregión.
El mapa está inscrito en un lugar que se conecta con otros, somos parte de una brioregión y entre todas ellas se hace un Planeta. Por ejemplo, ahora puedo ver que mi territorio está en la misma ruta del Tordo Arrocero (Dolichonyx oryzivorus) un ave que migra desde Canadá hasta la frontera de Uruguay con Brasil y que hace parada en Colombia a comer Millo, que es el mismo cereal que se cultiva en la región y viene desde hace milenios desde África. Puedo hacer las conexiones que quiera porque tengo nuevas herramientas narrativas.
Ven fotografías recientes del terreno desde el aire usando un dron, el mismo que ellas manejan y en el que programan las rutas. Sus fotos no son las mismas de Google Maps que tiene un hiato de décadas y que lo que muestra es una foto del pasado. Ellas ven la foto del día. Empiezan a detectar patrones que sólo ellas pueden asociar, yo siento que la intuición se dispara, se eleva, literalmente.
Escogen el lugar para experimentar, para aprender, para fallar, para conectar sus lecciones de agricultura regenerativa con un foco nuevo: regresar la vida pequeña al suelo y facilitar las micorrizas que necesita el bosque de alimentos. Quinta perspectiva, sexta perspectiva, séptima… ya no está en la curricular porque es emergente y ahora el conocimiento fluye.El cómo nos reconectamos con el territorio va en marcha y aún está por medirse, pero ya incluye un experimento de recolección de cultivos para proveer insumos a restaurantes de la zona en un circuito corto. Ese ejercicio que asoma de la sesión de Local Commons, tendrá resultados a medida que logremos sumar otras partes, por ahora avanzamos foto a foto en este Tremendo Territorio.
FAO. (2023). The status of women in agrifood systems. Rome. https://doi.org/10.4060/cc5343en
Federici, S. (2020). Reencantar el mundo. El feminismo y la política de los comunes. Ciudad Autónoma de Buenos Aíres : Tinta Limón.
Tordo Arrocero, Audubon. Tomado de:[https://www.audubon.org/es/guia-de-aves/ave/tordo-arrocero]